Desde Preescolar hasta Doctorado, la labor del docente es una de las más nobles. Dedican su vida a transmitir conocimientos, educar y formar a los líderes del mañana. Aunque se dice que la educación se da en casa, gran responsabilidad recae en los profesores. Si volviéramos en el tiempo podría afirmar que todos y cada uno de nosotros les agradecería las tareas interminables en fin de semana, los llamados de atención, las lecturas y las exposiciones que parecían estar hechas con la única finalidad de hacernos agonizar. Sin embargo, debemos estar altamente agradecidos porque por a su guía, sabiduría y compromiso nos hemos formado como profesionales talentosos y destacados.
Con entrega y pasión, la tarea de un maestro va más allá de explicar un tema y enseñarnos a memorizar. Son seres que nos observan y muchas veces nos procuran más que si fuéramos parte del alumnado, nos retan para hacernos ver de lo que somos capaces, nos instruyen para explotar las habilidades, talentos y destrezas, nos muestran que no hay imposibles, que los límites no existen y sobre todas las cosas nos encaminan en la búsqueda de nuestra propia verdad a través de la investigación y autocuestionamiento.
Por estas razones es importante dedicarles aunque sea un día a aquellos que son pilares fundamentales de la educación.
A pesar de que la celebración se lleva a cabo en distintos días según el país, en 1994 la UNESCO instituyó el 5 de octubre como el Día Mundial del Maestro.
En México, el 15 de mayo se celebra el Día del Maestro. Fue un decreto firmado por el entonces Presidente de la República Mexicana, Venustiano Carranza en 1917 y se celebró por primera vez un año después. La propuesta pretendía que se instituyera un día para homenajear a los maestros, que al mismo tiempo fuera la fecha conmemorativa de la toma de Querétaro. Sin embargo, coincide con la proclamación del papa Pio XII a San Juan Bautista de La Salle como patrono universal de todos los educadores.
No nos queda más que darles las gracias y festejar con ustedes el Día del Maestro.